Grandes olvidados

Mark Hamill y Carrie Fisher (La guerra de las galaxias) podrían ser el paradigma de los actores a los que les han puesto la pierna encima para que no levanten cabeza. Mark sufrio en 1976 un accidente de coche que le dejó la cara como un cromo, lo cual influyó en su interpretación llegando incluso a ser sustituido por un doble en algunas escenas de la saga de George Lucas. Tras eso, poco importante ha podido hacer Mark, salvo protagonizar algunas obras de teatro en Broadway y diversos doblajes. Carrie, que encarnó a la princesa Leia en la ficción galáctica, famosa por un peinado mil veces parodiado, tampoco recibió nuevas ofertas tras las películas de Lucas hasta que años después participó en “Hannah y sus hermanas” o “Cuando Harry encontró a Sally”. Desafortunadamente tampoco le fue bien en su vida personal hasta que en 1985 tocó fondo con una sobredosis de la que pudo salir. Poco después se convirtió en novelista y guionista y así sigue, ligada al mundo de la televisión y el cine, pero sin el éxito que a priori se le suponía en la época de “La guerra de las galaxias”.

Más trágica es la historia de Margot Kidder, Lois Lane en la película de Superman. Su encasillamiento en la periodista que acompaña a Superman fue su perdición y no consiguió nuevos papeles de calidad. En los 90 alguien la debió echar un mal de ojo, puesto que le diagnosticaron una personalidad bipolar, tuvo un grave accidente de coche y poco después se tuvo que declarar en bancarrota. Cuando parecía recuperarse, sufrió paranoia y tuvo que ser ingresas en un “sanatorio”. Últimamente parece que está recuperada, pero es otro claro caso de actor que rozó las estrellas, esta vez de la mano de Superman, y luego no ha dejado de caer.
Ralph Macchio, Daniel Larusso en Karate Kid, consiguió a las órdenes de Miyagi, del ya mítico Pat Morita, un enorme éxito. Más que pulir cera, la dio y en cuanto llegaron los títulos de crédito de la saga, prácticamente se acabó su carrera. Teatro, series, cine independiente, pero de volver a los primeros puestos de la taquilla, nada.
¿Cómo excluir de esta lista a Macaulay Culkin, protagonista de “Solo en casa”? Paradigma del síndrome del juguete roto, la fulgurante carrera de Macaulay se ha visto truncada por sus padres. En la ficción, sus padres en “Solo en casa” no hacían mas que olvidarle… y en la vida real, el divorcio y pelea por su custodia cortaron fulminantemente su carrera. ¿Es o no es para cabrearse? El chico se casó a los 17 años y dos años después ya estaba divorciado, fue incluso detenido por posesión de drogas y poco más te podemos decir de su carrera cinematográfica al margen de la cinta “El buen hijo” y sus apariciones junto al tristemente difunto Michael Jackson.