Un libro de película


Francia 1857

Gustave Flaubert consigue transportarte con Madame Bovary a aquellos tiempos y formar parte en el desarrollo de la historia: andando por las calles embarradas de los pueblos en los que se fragua la trama, sintiendo el olor a ceniza en las casas y sobre todo, siendo primera persona a la hora de presenciar los amores y desamores de la protagonista.

El hilo conductor del libro es las insatisfacciones de Emma, muy bien descrita por el autor y que a pesar que en la mayoría del relato puede ser odiosa y caprichosa, llegas al final hasta defender su postura, ya que es un personaje que también te transmite pena al leer las fantasías con las que alimentaba su imaginación. Y ese sentimiento de pena es aún a pesar de que desea abandonar a su marido y poco parece importarle su hija Berta, precisamente ahí recae la fuerza del personaje que es capaz de llevarte a la contradicción de odiarla o quererla. Quizás, el trágico final de la novela, nos lleva a un equilibrio de los sentimientos.
 
La novela de Gustave Flaubert transcurre en la Francia del siglo XIX, concretamente en algunas localidades cercanas a París. Éstas son: Ruan, donde el joven Carlos Bovary estudia; Tostes, donde ejerce su profesión, en sus inicios, y vive con su primera mujer; Les Bertaux, pequeño pueblo campesino donde conoce a su segunda esposa, Emma; Neufchátel; Yonville, donde residieron Emma, Berta y Carlos, y donde éste ejerció su profesión hasta la muerte; La Huchete, donde vivía en primer amante de Emma, Rodolfo Boulanger. En la última parte de la obra se vuelve a citar Ruán, donde Emma y León se encontraban. El libro está dividido en tres partes, en las cuales nos irá desarrollando a lo largo de los de sus capítulos la singular vida de Madame Bovary. La primera parte de la obra narra la vida de Carlos Bobary desde que entro en el colegio hasta que su mujer, Emma Bobary, se quedo embarazada. Esta primera parte consta de nueve capítulos. 

Charles Bobary entro en el colegio de Rúan demasiado mayor, por ello, estuvo recibiendo clases de latín por parte del cura de la parroquia, y fue enseñado por su madre a leer y a escribir. Su padre era un viejo avinagrado que vivió de la dote de su madre gastando el dinero en el juego, en bebidas y en mujeres. Cuando ya no tuvieron de que vivir la madre de Bobary compro una granja y la regento ganando el dinero suficiente como para subsistir. Charles terminó el bachillerato e ingresó en la facultad de medicina por petición de su madre. Era un alumno aplicado hasta que falto a su primera clase y se dedico a la vida nocturna jugando al domino en bares de mala categoría, fue por aquel entonces cuándo Charles se hizo hombre y experimentó su primer amor. El protagonista tuvo que volver a hacer el mismo curso pues no había aprobado ninguna asignatura y fue así como consiguió el certificado de médico.
Una vez terminada la carrera su madre se dedicó a buscarle una mujer y se decidió por una viuda que fingía tener mucho dinero. Charles se casó con ella y vivió durante varios años con la mujer, aunque esta era una vieja celosa que perseguía a los pacientes de su marido para que le pagasen. Charles conoció a la que iba a ser su segunda mujer, al poco supo que su esposa Eloísa estaba arruinada y esta murió. Después de estos hechos, se iniciaron los preparativos de la boda en la que el protagonista se iba a casar con la mujer de la que se había enamorado cuando, en su labor de médico, visitaba la casa Rouault. La boda duró tres días, después los novios se mudaron a la casa de Carlos en Tostes. Unos años más tarde cuando el amor de Emma por su marido estaba en sus últimas fases, Carlos la llevo a una fiesta en un castillo, fue entonces cuando se enamoro de un duque y de todos los lujos y ventajas que ésta clase social poseía. Por toda esa vida que ella pensaba que jamás llegaría a alcazar, Emma fue enfermando y su marido preocupado por ésta situación le pidió consejo a un amigo que era especialista. Su amigo le recomendó que se fueran a vivir a un pueblo tranquilo. Él quería lo mejor para su amada mujer y se mudaron a Yonville, don Emma Bovary llegaría embarazada. 


La segunda parte consta de quince capítulos y comienza cuando se cambian de pueblo, Emma Bovary ya se siente mal al lado de su marido, ya que ella pensaba que se había casado ha casado con un simple médico vulgar y sus aspiraciones iban más lejos. Ella quiere ser como las mujeres de las novelas románticas que leía, así que cuando conoce a Rodolfo lo convierte en su amante, quien más tarde la abandonará. En el viaje a Yonville, el boticario les está esperando para recibirlos, junto con éste último se encuentra un estudiante de derecho llamado León que es su vecino. León no tardará en conectar con Emma, quienes entablan una gran amistad. Pocos días después de su llegada al su nuevo pueblo, Emma dio a luz a una niña a la que llamaría Berta, el apego a esa criatura no era muy grande y la puso al cuidado de una mujer. En los primeros días en aquellas tierras conocieron a muchos de sus vecinos, al mismo tiempo que la señora Bovary y León cercaban a pasos agigantados su singular amistad. Un claro ejemplo de esto último ocurre cuando León tuvo que ir a Paris para proseguir con los trabajos de su bufete, Emma se quedo triste por la marcha de él. Un paciente llamado Rodolfo Boulanger de la Hurchette apareción en la casa de los Bovary, este quería hacerse una sangría y fue entonces cuando conoció a Emma, encantado por sus encantos se propuso llamar su atención en las fiestas del pueblo. La protagonista no tuvo la necesaria fuerza para no caer en el adulterio y terminó por entregarse al nuevo personaje. De esta forma comenzó de nuevo otro gran amor, a quien veía a escondidas y se entregaban cartas de amor. La relación se convirtió en monótona con el tiempo, a ella esto le disgustaba pues él era su plancha de salvación en su rutinaria vida. Él sin embargo lo único que le unía a su amada era la belleza de Emma. Pero ni eso fue suficiente para Rodolfo, quien incluso no acudía de vez en cuando a las escondidas citas. Con la actitud del galán, Emma intentó buscar la felicidad con su marido y lo animó a que realizara una operación de pie a Hipólito, pero tras la frustrada operación, ella volvió a brazos de su amante. La madre de Charles vino de visita al pueblo y tras sorprenderla a ella en compañía masculina, mantuvieron una fuerte discusión, Carlos le rogó a su esposa que le pidiera perdón a su madre, ella finalmente cedió y le tendió la mano. Con todo lo sucedido, en un encuentro con su amado Rodolfo, le rogó que la sacara de allí, con lo cual comenzaron los planes de una probable fuga. Justo en el día que había marcado para la huida, Emma recibe una carta de
 

Rodolfo en la que le pide perdón por no complacerla en este último capricho por propio bien de ella. Ella entra en una crisis nerviosa que la tuvo en cama durante todo el invierno hasta bien entrada la primavera. Al mismo tiempo que el mercader del pueblo, Lheureux, presionaba a Charles para que le pagase las deudas, no tuvo más remedio que firmar un pagaré de mil doscientos francos para el año siguiente. Emma se recuperó refugiándose en la religión, pero el orgullo de ella hizo que esta religiosidad fuera desapareciendo. Un día el señor Homais le dijo a Charles que sería buena idea que fuese a ver con su esposa una obra de teatro y Bobary acepto, allí se encontraría con León que invito al matrimonio a quedarse a oír la obra de Lagardy, pero el médico no podía aunque animó a su esposa a quedarse.
Los once capítulos de la tercera parte corresponde a la relación de Emma con su amante León, quien termina por abandonándola, Emma frustrada y perseguida por sus acreedores por gastar más de lo que podía, decide quitarse la vida con arsénico. León, aprovechando que Carlos se había ido a Yonville, no tardó ni un día en visitar a Emma en la habitación donde se hospedaba. Conversaron varias horas y finalizó cuando León le confesó su amor. Ésta en un primer momento le rechazo pero quedaron al día siguiente en la iglesia, allí, él la metió en un coche y no la dejo bajar hasta las seis, con lo que Emma perdería el carruaje que la llevaría a Yonville, aunque finalmente pudo llegar a tiempo a su casa. Pasó un tiempo sin verse, pero finalmente se vieron con la excusa de pedir consejo a León sobre un poder que quería adquirir. De esta manera, pasaron tres días llenos de lujuria. Con la excusa de volver a tocar el piano, Emma fue una vez a la semana a Ruán y así encontrarse con su amado.
Emma consiguió dominar a León y volviéndose mas arrogante vanidosa y lujuriosa. Al mismo tiempo que por sus caprichos iba desprendiéndose de toda su fortuna, con pagarés vencidos y renovados al mercader. Con todo lo anterior, le llegó una notificación de embargo de ocho mil libras. Ella buscó el dinero por todas partes y llegó a ordenarle a León que se lo consiguiera y éste la citó para el día siguiente a las tres, cita a la que León no tenía pensado aparecer, rompiéndose entre ellos la relación. 


Emma estaba desesperada e intentó pedirle el dinero al notario, él le dijo que se lo daría a cambio de ciertos favores que ella no aceptó en un principio y que él rechazó después. Pidió el dinero a su antiguo amante, quien le dijo que no lo tenía, entonces Emma desesperada cogió arsénico de la botica, escribió una carta y se tumbo en el lecho esperando la muerte. Su marido preocupado pidió auxilio al señor Homais, el boticario, y éste llamó a uno de los médicos más importantes de Ruán, que acudió enseguida y le recetó un vomitivo, ya era demasiado tarde, Emma no tardó en morirse. El marido la enterró con todo lujo de detalles. Pero la angustia en la que entró Carlos, pudo con él y murió al poco de hacerlo ella. Berta, pasó al cuidado de la abuela paterna y cuando ésta murió fue recogida por una tía que como era pobre la envió a trabajar a una fábrica. 

Creo que Flaubert trabajó a fondo con este libro, donde Emma parece ser un alma gemela de su creador, donde te hace reflexionar sobre la iglesia, sobre la hipocresía de la gente y donde nos muestra unos personajes que a veces son difícil de creer por lo memos que son, pero que irremediablemente terminas por creértelos.
Si tuvieramos que resaltar algo de este extraordinario libro, lo haríamos con la parte final. El desenlace, literalmente hablando, no podía ser mejor. Está minuciosamente detallado por Flaubert, como con todo el libro, pero quizás en este final consigue sacar un poco más de su talento, provocando que quieras recomendar su lectura a todo el mundo.