El grito de tarzán






Se dice que el grito de Tarzán no era humano: era una creación del Departamento de Sonido de la Metro. ¡Y del propio Weissmuller que, hijo de austríacos, se basó en un grito de alegría de los pastores tiroleses! El grito definitivo creado por los técnicos de la Metro era una mezcla de los sonidos de una hiena, un camello, un violín y una soprano, más el grito Weissmuller.



La pelea por registrarlo
Los herederos del escritor estadounidense Edgar Rice Burroughs, creador del legendario "hombre-mono", quieren patentar el chillido en la UE, sabedores de que pueden amasar una fortuna por el uso del grito en videojuegos, anuncios y sintonías de teléfono móvil.
Pero tras una batalla legal de diez años, los responsables del legado de Burroughs (1875-1950), cuyo personaje vio la luz en el libro Tarzán de los monos (1914), se han topado con las reticencias de la Oficina para la Armonización del Mercado Interior (OAMI), el registro europeo de marcas con sede en Alicante (España).
El organismo se ha negado a registrar el alarido, en respuesta a la solicitud de la empresa londinense de propiedad intelectual RGC Jenkins & Company, que representa en el contencioso a los herederos del padre de Tarzán, según publicó ayer diario The Times.
Un misterio
El gráfico presentado, por cierto, procede de la primera película sobre el hombre blanco criado entre monos protagonizada en 1932 por el mítico nadador y actor estadounidense Johnny Weissmuller (1904-1984), acaso el Tarzán más famoso de la historia de Hollywood.
¿Un tenor? ¿Animales? ¿Cantos tiroleses? Nadie sabe cuál es el origen del alarido
El grito no puede registrarse como marca porque no cumple varios criterios: "Es imposible -sostiene la OAMI- reconocer en la imagen aportada si el sonido representado es una voz humana u otra cosa, como por ejemplo, la melodía de unos violines, unas campanas o el ladrido de un perro".
Los familiares no se rinden y desde RGC Jenkins & Company, aseguran que es perfectamente reconocible.
Aunque Tarzán es uno de los personajes literarios y cinematográficos más conocidos del mundo, el origen de su grito sigue constituyendo un misterio. Weissmuller solía decir que inventó su inconfundible alarido inspirado por los cantos tiroleses, a los que fue muy aficionado en su infancia.
No obstante, la Metro-Goldwyn-Mayer (MGM), con quien el actor firmó un contrato para encarnar al "hombre-mono", alega con frecuencia que sus expertos de sonido amplificaron el grito de Weissmuller con varios ruidos animales. Otras teorías aseguran que la MGM echó mano de un tenor operístico para grabar parte de la secuencia del célebre alarido.
Fuente: (20minutos.es)